Un día estaba yo triste, muy tristemente
viendo cómo caía el agua de una fuente.
Era la noche dulce y argentina. Lloraba
la noche. Suspiraba la noche. Sollozaba
la noche. Y el crepúsculo en su suave amatista,
diluía la lágrima de un misterioso artista.
Y ese artista era yo, misterioso y gimiente,
que mezclaba mi alma al chorro de la fuente.
Imágen. Lago Covadonga (Asturias)
Créditos: J.L. Herranz En grande
Rubén Darío
del libro Poesía editado
por Alianza Editorial
ISBN: 8420672793
Madrid (2002)
Escuchando: 'Holy Diver' (LP) - Dio - (1983)