La belleza es la inocencia; la inocencia es la ignorancia;
la ignorancia es la ignorancia del placer; el placer es
culpable; él es culpable. Ese muchacho, con su cuerpo nuevo,
intacto, es inocente, pero él, gobernado por sus oscuros
deseos, es culpable. Lo han dejado a él solo con todos
los pensamientos. ¿Cómo los guardará todos en su cabeza,
todos los libros, toda la gente, todas las historias?
Y si él no los recuerda, ¿quién lo hará?.
Desgracia (fragmento)
El disfruta con la alegría de ella, una alegría sin
afectación. Le sorprende que una hora y media por semana
en compañía de una mujer le baste para sentirse feliz,
a él, que antes creía necesitar una esposa, un hogar,
un matrimonio. En fin de cuentas, sus necesidades
resultan ser muy sencillas, livianas y pasajeras,
como las de una mariposa. No hay emociones, o no
hay ninguna salvo las más difíciles de adivinar:
un bajo continuo de satisfacción, como el runrún del
tráfico que arrulla al habitante de la ciudad hasta
que se adormece, o como el silencio de la noche para
los habitantes del campo.
El primer fragmento corresponde al libro Infancia
(1997) y el segundo al libro Desgracia (1999)
Ambos libros son de John Maxwell Coetzee.
Premio Nobel de Literatura 2003. Nacido
en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en 1940,
su vida transcurre entre varios países.
Una persona a la que no le gusta conceder
entrevistas, y considerado por algunos el
heredero de Frank Kafka.
No se si lo es pero si que sus obras profundizan
en los entresijos mas oscuros de este mundo que
vivimos.
Entre sus obras aparte las mencionadas están
Juventud (2002) y Esperando a los bárbaros (1980)
Unas palabras del propio autor que hacen pensar
no soy un heraldo social o algo por el estilo, soy alguien
íntimamente ligado al concepto de libertad (como lo está
cualquier prisionero encadenado) y construyo
representaciones de gente abandonando sus cadenas
y girando su rostro hacia la luz.
Escuchando: Natasha St-Pier - Nos rendez vous.